“Emprende por un propósito, emprende por pasión, emprende sin buscar el resultado económico fácil y rápido, emprende disfrutando de todas las fases del proceso, emprende con honestidad”

Muchos emprendedores comenten un error fatal de concepto en sus comienzos, enfocándose única y exclusivamente en ganar dinero, al poder ser mucho, muy rápido, y al amparo de la ley del mínimo esfuerzo, posiblemente influenciados por un chorreo inagotable de anuncios publicitarios de falsos gurús, expertos de la manipulación mental más ruin y deleznable, que infestan Facebook, Instagram y YouTube de un “lifestyle” de multimillonarios cutres, machistas, carentes de todo tipo de clase y de valores, prometiendo que tú también puedes ser él si emprendes con su método, o si le compras un máster evidentemente fraudulento.

Por este motivo es capital emprender por un propósito concreto y honesto, ya sea ayudar a la sociedad, poder elegir libremente la forma de ganarte la vida, desarrollar un proyecto que radica en una pasión personal, o sencillamente, porque anhelas poder desarrollar tu actividad profesional desde cualquier parte del mundo, sin horarios rígidos y sin un jefe al que reportar resultados. Todo ello cimentado en una sólida base de valores y principios fundamentales.

Otro de los errores habituales de muchos emprendedores hace alusión a los grandes objetivos, las metas lejanas, que muchas veces son inalcanzables. Soy de los que piensa que el emprendimiento al igual que la vida es una carrera de crecimiento sostenible, una maratón de ultrafondo en donde debemos interponernos pequeños retos a corto plazo, sin perder la perspectiva de la meta, pero sabiendo que la meta es solamente eso, una línea que se cruza y no supone más que un instante.

Lo realmente relevante es darse cuanta que la vida, o el emprendimiento en este caso, es una sucesión de múltiples instantes y en nuestra mano está aprovechar al máximo todos los momentos posibles para encontrar ese punto de satisfacción que de algún modo nos haga sentir vivos y que a su vez nos aporte ese extra de energía que nos alimenta la motivación necesaria para seguir soñando con esa gran meta, pero sin comprometer la felicidad del momento.

Sentar unas bases sólidas de tu emprendimiento está plenamente en tus manos. Siéntate delante de un papel en blanco y escribe tu propósito, tus valores, tus metas a corto plazo, la visión a futuro. Tacha tantas veces como consideres oportuno, no es un ejercicio sencillo dar con la tecla a la primera, dedícate tiempo para conocerte, busca espacio para la introspección personal, debes entender qué clase de persona eres, qué visión de vida tienes, y con todo ello, vuélcalo en la incipiente hoja de ruta de lo que puede ser tu emprendimiento. Disfruta de cada instante, está en tu mano hacer que sea especial y único.

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